Mientras la Casa Blanca se apresura sobre Afganistán, Joe Biden se enfrenta a algunos de los días más graves de su presidencia

Dos fotografías del presidente Joe Biden esta semana ilustraron claramente la lucha de la Casa Blanca por contener las consecuencias de la mayor crisis de su presidencia.

En la primera, estaba sentado solo en Camp David, mirando hacia arriba a un banco de monitores de video rodeados por 18 sillas de cuero vacías. Incluso algunos funcionarios de la Casa Blanca se preguntaron si las imágenes, incluido él con una camiseta polo, eran útiles.

Tres días después, cuando Joe Biden regresó a la Casa Blanca, el panorama era muy diferente. Se sentó con traje y corbata en la cabecera de la mesa de conferencias de la Sala de Situación, con una mascarilla colgando de una oreja mientras fruncía el ceño hacia los miembros reunidos de su equipo de seguridad nacional. El mismo equipo se reunió un día después para "gestionar los esfuerzos en Afganistán", dijo la Casa Blanca.

Biden se ha visto atrapado esta semana en algunos de los días más graves de su presidencia de siete meses, acusado de arruinar el final de la guerra más larga de Estados Unidos incluso por algunos de sus aliados más confiables en el país y en el extranjero. La Casa Blanca se ha apresurado a explicar el caos en Afganistán a través de sesiones informativas, discursos y entrevistas, incluso cuando el propio Biden se mantiene desafiante en su decisión e insiste en que el pueblo estadounidense lo respalda.

Al mismo tiempo, los funcionarios han tratado de continuar con sus actividades habituales, programando un anuncio sobre las vacunas de refuerzo de covid-19 para el miércoles y dejando en claro que Joe Biden todavía estaba concentrado en su agenda nacional, incluido el proyecto de ley de infraestructura que se está abriendo paso en el Congreso. Habló el jueves con los legisladores demócratas no sobre Afganistán, sino sobre su agenda de empleo e infraestructura, una señal de que el presidente tiene la intención de mantener el impulso, a pesar de la calamidad en Kabul.

Los asistentes de Biden todavía creen que la gran mayoría de la gente apoya la decisión del presidente de retirar las tropas de Afganistán, y creen que sus explicaciones de que nunca hubo un buen momento para terminar la guerra resonarán una vez que haya pasado el impacto del caos inicial.